El jueves rodé el corto que tenía planeado, pero no exactamente el que tenía pensado. Me explico. Sobre el papel, creo que la idea estaba bastante guay, que podría molar. Pero a la hora de grabarlo los problemas no dejaron de aparecer. El trabajo de mis compañeros fue soberbio, pero yo no estuve a la altura. Siendo honestos, me vine demasiado arriba y la caída ha sido terrible. Si no sabes ni freír un huevo, no puedes arriesgarte a cocinar para 200 invitados... Sin tener casi experiencia, pretendí grabar con una sola cámara una persecución en coche. Y el resultado no es, para nada, lo que me esperaba. Así que me he frustrado un poco. Pero me ha servido para aprender. De todas las experiencias vividas hay que sacar algo que nos ayude a mejorar. Y yo en este rodaje he aprendido que tengo que ser consciente de mis limitaciones antes de llevar a cabo un proyecto. Que está bien pensar a lo grande, no ponerse barreras. Pero está mejor saber con qué recursos se cuenta.
Con el subidón que tenía por haber encontrado una gasolinera donde poder rodar, me da vergüenza tener que enseñarles el vídeo cuando lo consiga montar (que esa es otra, el montaje...). El mismo jueves por la mañana contacté con la gasolinera Star Petroleum de Mompía. Rápidamente aceptaron la propuesta. Más majos no se puede ser. Nos han tratado de maravilla. Y eso que nos llevó más tiempo de lo que teníamos pensado. Desde aquí les vuelvo a dar las gracias.
La escena de la gasolinera es la última del corto, pero la grabamos lo primero para no retrasarnos si decíamos una hora de llegada que no pudiéramos cumplir. Y eso va a afectar al raccord por el sol. He pensado en hacerlo en blanco y negro, a ver qué tal queda. Creo que puede ser buena idea porque le puede imprimir mayor dramatismo, un toque noir que le puede venir muy bien a la historia. Ya varemos. Porque en vez de blanco y negro igual como queda mejor es solo en negro...
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