Ya está el vídeo resumen del hall scape en el que tuve la suerte de poder participar, el pasado sábado 10 de octubre, junto a Amalgama Teatral en el Palacio de la Magdalena. Y no sé a vosotros, pero a mi me parece que ha quedado de miedo.
Como de miedo me lo pasé interpretando a uno de los residentes del manicomio de San Celedoncio. Desde fuera podía parecer que estaba ido, pero no. Me estaba buscando. Y me encontré. Pues siguiendo las líneas de las baldosas conseguí llegar hasta la puerta de salida. Y de pronto pasé de sentirme libre a ver encerrado en la calle. Sí, tal cual. Mi personaje no tenía texto, pero me dieron libertad para volverme loco. Y como muchos personajes, encontré refugio en las rayas. Y tan enganchado estaba que me vi de noche en la calle, pasando frío, solo.
Era el primer pase. Mi escena transcurría en el hall, donde se daba la bienvenida a los nuevos residentes. Tras la bienvenida, se dividía a los recién llegados en cuatro grupos. Tres salían de la sala y se los llevaban a otras estancias del manicomio. Y comenzábamos un bucle de cuatro actuaciones por grupo. Al finalizar el cuatro, cuando ya no había gente, salíamos e íbamos a un pasillo por el que al terminar el tour, la gente salía. EL resto de compañeros les asustaban, pero yo seguía en mi papel y continuaba de rodillas por el suelo siguiendo las líneas de las baldosas. Y las seguí tanto que acabé en la calle. La mayoría de los espectadores se habían ido, pero se quedó un pequeño grupo de chavales cerca de la puerta que me vieron sufrir llamando a la puerta. Yo no me salí del papel. Aporreaba la puerta ante su atónita mirada. Atónita mirada la de los chavales, no la de mis compañeros que me veían por el ventanuco de la puerta. Que como el que veía llover. Una chica se acercó a mi y me pidió un a foto. Si mediar palabra, me puse junto a ella con mi 'mejor' cara y me volví a golpear la puerta. "Ay, el pobre se ha quedado fuera", dijo una chica. "¿Estás bien?" sentí que me preguntó alguien. Y yo, sin salirme de mi papel contesté "¡que no era por aquí!". Y segundos después, POR FIN, se abrió la puerta y entré corriendo. "¿¿Pero qué hacías tú en la calle??". Unas risas que nos echamos.
Y a lo largo de la noche unas cuantas más. Fue una experiencia increíble. Me sentía pequeñito al lado de tanto crack. Menudo elenco. Qué nivel. Y hablando de 'cracks', el de la copa que Estela hizo estallar con sus poderes mentales. Ojito con la niña que yuyu da. Cuando la vi en el camerino, sabía que la conocía de algo. Y enseguida caí de qué:
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Además tengo la suerte de compartir clase de teatro con ella cuando voy los jueves. El jueves pasado nos tocó hacer una impro juntos en la que yo era el profesor y ella la alumna que me pedía que le cambiara de fecha el examen. Yo me negaba y ella buscaba la forma de convencerme. Tengo que admitir que pasé miedo por si acababa echando mano de sus poderes para postponer (para siempre) el examen...
Volviendo al vídeo, el magnifico trabajo es de Fran González, que con sus vídeos y junto a las fotos de Marta Solís, ha montado este pedazo vídeo. ¿He dicho fotos? ¡fotazas! Pasaos por el instagram de Marta (@martha.ms.photo) y comprobad que lo que digo no es mentira. ¡Que no estoy (tan) loco!
Con estos dos mozos que conforman La Cobertura, he tenido la suerte de coincidir también ayer por la mañana. Alguno pensará que madrugar un domingo es de locos, pero cuando lo haces para echarte unas risas junto a Aroa Gómez (jefa de Amalgama, profe de teatro y amiga), Laura Campo (escritora, directora, actriz...), Nacho Úbeda (mago, fotógrafo, actor...) y, el liante de todo esto, Héctor Campo, uno agradece levantarse a las 9.00 de la mañana.
Y es que ayer estuvimos grabando unas escenas de asesinatos que se han producido a lo largo de la historia en Santander y que forman parte de una de las visitas guiadas del recomendadísimo Tour Santander: Santander bajo secreto de sumario. En cuanto se publique el vídeo promocional, lo comparto. Que deseando verlo estoy.
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